Letras Alternas: enero 2007

Había una vez y terminó la historia en medio de un atronador aplauso producto de las circunstancias adversas de la realidad USB. Tu país no está tan lejos del mío, pero hay un corazón que nos deja muertos a los dos, cada quien por su lado, y el diván ya no es suficiente.

Que se diluya la ropa en la noche,
tu deseo
será mi oxígeno.
El sexo
que venga por nosotros,
que nos alcance desnudos en tu cama.

Me estoy
sacando
las palabras
con pinzas.

Duele.

Estos números
(2, 489, 19, 47, 13)
resumen
una condición humana.
No son primos,
quizás;
enteros no sé,
puede ser.

Esconden mi indefinición.

Me hablas entre sueños con ese acento tan extraño que te caracteriza. Las voces que te acompañan ensamblan un coro tan trágico como infausto. Lloras en pleno encore. El público te pide una pieza más mientras huyo del lugar, espero que te des cuenta del bochorno y la vergüenza. Necesito viento, espacio, tranquilidad. Tu tienes una voz.

La sangre
se agolpa en las entrañas,
un argumento muere
al impacto de las costillas que se quebran.

No me quiero morir,
al dolor no le temo.

Yo también tengo un deseo: quedarme adentro cuando la puerta se cierre.

Te amototototototototototototototototototototototototototototototototototototototo totototototototototototototototototototototototototototototototototototototo
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Tengo la cabeza llena de agua. La música de The Beatles me vigila mientras trato de drenar mis pensamientos. El colador no es suficiente, pierdo muchas imágenes del pasado.

No me interesa ser normal...sólo ser tuyo.

Entraste
en mis labios
desatando
la furia
contenida
un miércoles
al mediodía.

Con las luces apagadas adivino tu sonrisa, la sigo con los residuos de luz que se cuelan por la persiana. Tu cuerpo desnudo espera en la cama recuperar la respiración y un nuevo viaje a donde sea que la pasión nos conduzca.

Esta realidad imaginaria me conduce a un lugar insospechado. El tránsito de la luz a las tinieblas se vuelve escabroso, inperfecto, frío. No quiero morir sin antes hacer una última declaración, pero me dicen que no hay tiempo. ¿Piedad? No way...yo ya pertenezco a las filas de los muertos.

Yo soy
el guardián
de la puerta
que conduce
al centro
del deseo.
Aquí tengo la llave,
cerquita del pecho.
Sólo yo puedo entrar.

Me quiero arrancar la nariz con el filo de un lápiz sin punta. Será una poesía desafortunada dedicada al ostracismo.

Espérame en la cama,
guárdame un pedazo de promesa
cumplida de noche.
Cierra los ojos,
duerme,
sueña.
La música
es suave
y deleita.
Abre tu pecho,
déjame entrar.

"Si se muere la ilusión, todo se va al carajo."

aleación de palabras inconexas que no dan un resultado lógico abstracto imaginario. te sueño imaginando deseos. la verdad es esta: no queda nada escrito, la muerte es una puta y yo soy el absurdo que cambiara los cánones mundiales establecidos por el exceso de endorfinas en la sangre de los pobres. el metatarso de la inconciencia se va a ir al carajo por mi culpa. no soy, ni estoy. apenas voy, no me esperen. me quedo en la nada. vacío.

En el vaso
en el que puse el vino de los recuerdos
ya no queda nada.
Me he bebido
la esencia misma
de la muerte
atolondrada por los años.

ksooe sjdma eoskoc ekdme dkceosd

no soy
mas que un puto instinto
que no es nada

Recuerdos.

Tu cuerpo desnudo.
El frío de una mañana de octubre.
La distancia en año nuevo.
La poesía sobre tu piel.
El cine, la música.
Nosotros.

Hoy
tu cuerpo desnudo.
La poesía,
tu, yo.
Nosotros.

No olvido mi promesa de letras y poesía,
te las regalo todas.
Aunque no digan tu nombre
las endoso a tu favor.

Los años hablan,
me dicen
las maldiciones del pasado.
Una sombra
se para frente a mi:
es mi esencia
disfrazada de razón.

No cabemos
en las convenciones
de la lengua tradicional.
Inventemos
un nuevo lenguaje.

Que sea poesía nuestra voz.

Aunque no te pueda escribir toda la noche por mi propia condición humana, me atrevo a soñarte, a traerte en mis diarias persecusiones. Me visto y me alimento con tu imagen. Si dan las 10, las 2 o las 8, un poema en los dedos me dice que te amo. Y te lo digo, y tu recuerdo me sonríe.

Sola
la luz
se encuentra desnuda
al fondo
del pasillo.
Una sonrisa
la mantiene.
¿Podemos pasar
de noche
sin ser vistos?

Un perro se atravesó en mi muerte. Del pecho se me salió todo el aire para no volver jamás. Ya nunca sabré a que sabe el desenlace.

Esta noche no tengo fotos para hilvanar una historia. No soy como el aprendiz de escritor que tiene una imagen para cada momento. Me conformo con un par de palabras, sin embargo, se me escurren de las manos y van a dar al suelo, nunca al papel.

¿Cómo explicar lo indefinible? Por las noches mi nombre se disuelve en la nada, logrando borrar los recuerdos, la vida y la memoria. Ojalá quedara algo flotando en el cielo, pero no. Quisiera rescatar mi esencia, pero esta se niega a volver. Me exige seguro médico y pensión.

Anda tus cielos, paloma,
que no te detenga el poema adverso
de la noche triste.
Vaga,
extiéndete en el todo,
yo te cuido
desde el suelo.

Somos la flama viva
del vuelvo del unicornio.

Ata los cabos
y ubica lo sencillo,
grita
la muerte de la materia.
Un país
alejado de sus pies
pregona
un son sacado del infierno.

¡Champiñones!

Hay tiempo para una última carcajada,
quiero expresar esta tarde
mi legítimo deseo
de vivir
lejos de toda conciencia.
Yo no puedo esperar
las condenas de mi medio,
no son válidas,
me río de ellas en su cara.
Correré por años y años más,
no busco nada,
la redención la dejé
en otro lugar.

No hay que entender
las palabras necias
del poeta imberbe.
Prendámosles fuego,
que ardan
en la noche oscura,
que mueran
en su infausta cuna,
papel
manchado de deseo.

Se nos escondió el color
amarillo del recuerdo.
Tus fotos brillan
refulgiendo magenta.
Te voy a desnudar de condiciones,
tu dentro es lluvia fresca
que nos llena hasta desbordarnos.

Adios al frío y a la miseria,
que se mueran las infaustas circunstancias
que nos tenían atados a la oscuridad.
Ardan los fuegos fatuos
del amor que se escondía
en los manzanos.

Y el que sigue también...

Me despido de esta tarde
blandiendo una palabra acusadora.
Que mis enemigos se disgusten,
yo me tiraré al silencio.

Tengo
un montón de palabras
atoradas en las mueas.
Son poemas que morirán.

Anoche me di cuenta.

Te lo dije:
el que sigue
es para ti.

Un domingo
jugué con el destino
a la memoria,
desaté con ello
la desgracia
del silencio
condensado.

De acuerdo con los lineamientos
de la moral
y la sana convivencia familiar
yo no debo ser poeta,
sólo un triste ezbirro
de la política burocrática nacional.

El miedo
de vernos vivos
trasciende a la estructura de la materia.
Nos quedan los abrazos
cariñosos de la madre,
la puta
que nos parió a todos.

La poesía
corre más rápido
que mis manos.
Sudo,
jadeo,
me tomo un gatorade,
quiero alcanzarla.
Le voy a robar un verso,
le voy a morder una nalga.

Experimento con el posmodernismo
la fórmula concreta
del amor
atrincherado en la bruma injusta
de la canción de cuna.

Un cocodrilo me sonríe
al más puro estilo
del Árbol de los Mil Nombres.
Debe ser una señal.

Saco la pistola por si acaso.

Enero me persigue.

Es martes dos ya,
afuera el cielo está nublado.

Son las cuatro de la tarde,
los doctores no encuentran
el origen de mi enfermedad.

¿Y si todo se va al carajo para mañana
a las 3 am?

A veces tu sonrisa me ataca como la invitación al deseo que una tarde, subidos en un carro, nos hicimos. ¿Te acuerdas? Tu beso se negó a explorar caminos desconocidos por una simple convención social. Afuera hacía frío, llovía. Unos días después tus besos (y los míos) se libraron de complejos. Nuestros labios dedicaron ese martes por la noche a conocerse.

Se me agotan las palabras,
si abro la boca
no habrá sonido,
apenas una mueca infausta.

Me quito la ropa
pero no me puedo quitar la historia.
Un pasado
adverso
me condena.
Sólo encuentro tu silencio.
La luz
que solía habitar en la noche de tu amor
se apagó
dejándole lugar
a la incertidumbre.

Siempre me la paso intentando leerle la mente a la inconciencia. La tentación (esa perra) se me niega por las noches y de madrugada. Cierro los ojos para no encontrar nada. De repente las verdades se diluyen en solución salina. Tomo impulso, vuelo. Abajo me espera mi muerte.

La gente es feliz,
celebra la primicia del calendario.
Todos gritan,
bailan, dan vueltas.
Yo en mi rincón
espero,
tengo tanto veneno en la sangre.
No puedo respirar.

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